12.20 a.m. Me percaté, 2 años han
seguido desde aquella tarde en la que perdí a quien fue mi primer mejor amiga.
No digo única porque Luna me está culpando, con la mirada fija, de no tener
sentimientos (como muchos otros, en estos días).
12.25 a.m. Según leí, “improvisar es un método de libertad” y en este momento no me siento libre. ¿Cómo se siente? ¿Qué es improvisar? Me siento parecida a una repetición del paisaje guanacasteco. Pero a deshoras.
12. 30 a.m. “Olvidado”. Olvidar
no existe, recordar es sólo las historias que, por una manera ridícula de
vivir, nos seguimos contando. A calzón quita’o… ¿en serio? (No vas a seguir
preguntando).
12.31 a.m. Se me da bien este
método. Parece menos humano. Me gusta, hasta cierto punto. En el que, mientras
tomo el café, lo sigo dudando. Hace frío. Son mis manos.
12.35 a.m. Resulta que las flores
amarillas le dan encanto hormonal a mis días. No las huelo, no mucho. No tienen
ningún olor mágico. Es el color. Si, mi vista se refresca, igual que un mar en
aguacero cuando mece mi cuerpo sudado. Tienen sus encantos.
12.40 a.m. No logro sacar de esa
botella lo que guardé el 21 de marzo. Debo. Para retocar el alma y no quebrar
mi sonrisa hacia un lado. A veces, quizá es en vano. Muy pronto para la prisa
que no guardo. O simplemente no quiero, en realidad. Sería como dejar ir. Y ese
recuerdo deseo conservarlo.
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