14 de enero de 2015

Llegaste. 
Desconozco el momento preciso, el final, el tipo de temporada. 
Pero llegaste. 
Con total parcialidad, el ánimo, el camanance.

Estás ahí. 
Justo donde el oleaje ha golpeado fuerte unas cuantas certezas,
donde la vida un par de veces me meció en el susurro
de un amor bueno, claro, basto.

Derroche de miel, 
un alto a las tristezas.

Aquí, ahí, en vos, en mí.
Lo que tenemos en las manos y que rara vez llega,
aprovecharlo, besarlo, animarlo.

Ganas, risas locas, caricias sobre el dulce cuerpo,
Maravillas en la entrepierna.
La mía con la tuya y viceversa.

No te has ido, sonrío.
Quedate un poquito más conmigo...
que no se nos enfríe el café de aquel mayo en que nos vimos.

11 de noviembre de 2014

Retoques.

12.20 a.m. Me percaté, 2 años han seguido desde aquella tarde en la que perdí a quien fue mi primer mejor amiga. No digo única porque Luna me está culpando, con la mirada fija, de no tener sentimientos (como muchos otros, en estos días). 

12.25 a.m. Según leí, “improvisar es un método de libertad” y en este momento no me siento libre. ¿Cómo se siente? ¿Qué es improvisar? Me siento parecida a una repetición del paisaje guanacasteco. Pero a deshoras.

12. 30 a.m. “Olvidado”. Olvidar no existe, recordar es sólo las historias que, por una manera ridícula de vivir, nos seguimos contando. A calzón quita’o… ¿en serio? (No vas a seguir preguntando).

12.31 a.m. Se me da bien este método. Parece menos humano. Me gusta, hasta cierto punto. En el que, mientras tomo el café, lo sigo dudando. Hace frío. Son mis manos.

12.35 a.m. Resulta que las flores amarillas le dan encanto hormonal a mis días. No las huelo, no mucho. No tienen ningún olor mágico. Es el color. Si, mi vista se refresca, igual que un mar en aguacero cuando mece mi cuerpo sudado. Tienen sus encantos.

12.40 a.m. No logro sacar de esa botella lo que guardé el 21 de marzo. Debo. Para retocar el alma y no quebrar mi sonrisa hacia un lado. A veces, quizá es en vano. Muy pronto para la prisa que no guardo. O simplemente no quiero, en realidad. Sería como dejar ir. Y ese recuerdo deseo conservarlo.

12.45 a.m. Me falta una costilla. Ah, sí. Ya lo había contado. Bla.