“Despertá Migo, querido.
Si te dijera que vengo del universo que tenés tan adentro. Para los demás siempre fui alguien más, para vos sigo siendo yo, sin nadie más. No tenés que esconderte en dignidad, ellos saben que me lloraste y te lloré, ya saben que tuvimos nuestro “que seás feliz”.
Ni te enteraste, tuve mi desliz cuando te quedaste. Sin embargo te quise, también te quise Migo, en algún momento de la línea del tiempo te suspiré también. ¿Por qué quisiste sin buscarme, encontrarme? Sólo quise recorrer calles que no había conocido, que nunca iba a conocer si me quedaba con vos.
Por supuesto que soy muy joven para ser lo que soñaste. Basta de quejas Migo, querido. Nadie nota cuando la lluvia llora, hasta que hay sal en el mar de su derrota. Pero andá dejando atrás esas conocidas y posibles manos del pasado, el futuro no existe, ¡quien lo habrá inventado! Disfrutá, así como disfruto mi presente, todo una catarsis de armonía, sea o no sea con vos“.
Fueron sin motivos esas palabras, despertó vacío el silencio, no iba dirigido a nadie en concreto. Sabía que se debía salvar sin quedarse y así sucedió. Y es que cómo sabremos si va a caer escudo o corona, o un marco-polo a quién va a escuchar. Les digo, yo no entiendo todavía al jugar “la anda” qué andaba uno que debía pasar a quien atrapara.
Recordando Guanacaste y escuchando la banda tocar, supe que no me gustan las fronteras que nos quitan la paz. Me comí un helado de fresa esta tarde y me dio por divagar en las miradas inciertas, en esas risas que nunca nadie se detuvo a escuchar. Quise, también, que me acompañara Migo al café que solíamos frecuentar.
Encontré el oropel que me desviste los días, mientras mi perro suplicaba porque le silenciara esas bombetas de afuera que lo ponían a temblar. Entonces me entretuve en sus ojos, lo vi tan indefenso, que fue culpa mía que se quemara en el horno el pan. No me explico cómo hacía Migo, en los momentos de debilidad, para realizar todo con tanto interés, para tejer con sus manos cuánta cosa se le ocurría.
Debe ser que uno recuerda con los sentidos y no con el corazón,- como dijo un viejo escritor- el corazón es un invento de los poetas, de los románticos y viajeros.
“Migo, querido. No debía terminar todo para ser feliz. Y es que sin embargo te digo, si existo no hay nunca vacío, si existís y te escribo es porque hay algo de mí que te ha querido conservar. No te preocupés, no querás dejarme en el olvido, que este tal cual no existe. Nos vamos a querer siempre, los lunares se van a quedar. Cada cual puede irse por su lado, por ahí siempre vas a estar. Te recuerdo.. Lo hago, Migo. ¡Con cuánta insistencia lo hago!
Despertá, andá a buscarme cuando te cansés de culparte. Cuando decidás por fin musicalizar el nosotros y… quedarte”.
(De hace como dos o tres años)