26 de mayo de 2012

Cuento al Aire



Confío en la brisa que juguetona y descalza se contornea a través de las rendijas del mar, siento en el corazón remolino de extrañas emociones al verla venir hacia acá. No preguntés, corriendo voy por si acaso el frío amenaza al congelar el silencio donde desembocás al final de cada noche.

Acercate un poco más, sólo un tanto más.

A veces me atrapás sin saber a dónde ir, sólo quiero llevarte en un rincón de aquel árbol que guardo en el jardín donde jugábamos a ser sin fin, descubiertos a fuego lento, soñando ser tierra y viento.

Cuánto cuento, cuánto cuento.

Podrás traer arena de otra playa, pero la ola siempre revienta aquí, tan cerca de mí. No dudés, para una buena armonía hace falta un poco de diversión. Y yo también me divierto. Advierto, siempre queda mañana. Vuelvo al vuelo, mi dulce amor también va corriendo.

Juego, sueño, tanto invento.

Qué prisa llevás, dejame estar de frente al mar. Contarle del deseo que guardo, del secreto que da soporte a mis pies. Equilibrio al sonreír, abrí la boca, mové los pies, decíme cuánto me querés. Que esa fotografía no se tome para evitar que el flash me desaparezca. Canta, bailá, decíme qué se siente actuar…

Corriendo amor, va corriendo.

El cuento al aire sos vos, soy yo al pensar que hay una felicidad por compartir y querer meter las manos, revolver los versos, mezclar el vino con los malos días y a calzón quitao brindar por un amor.

23 de abril de 2012

Contractura Cardíaca


Hay lesiones que se atreven a remendar por sí mismas, valiéndose del cuerpo. Apróximadamente 206 huesos, más de 640 músculos, millones de células con capacidad regenerativa en caso de daño. Una porción corporal superior, guía de todo movimiento físico y emocional. Bien.

¿Cuánto de mí utilizo para espirar lo correcto, cuánto para reflejar todo cuánto tengo?

Somos, cada uno, una célula parte del mundo como un solo cuerpo. Acaso no entendemos que si un miembro de este sufre un daño, antes de extirparlo, se intenta TODA posibilidad de curación, desde una operación de cuidado intensivo, hasta un nuevo ordenamiento nutritivo. Parecemos querer creer (y trabajamos por ello) que un “dedo” no tiene conexión con el resto del cuerpo, no comprendemos que si nacimos completos debemos luchar por morir unidos como un complemento.

No se puede negar que la amputación es posible, mas la ausencia consecuente de UNA sola pieza es irrefutable (así el riñón continúe haciendo su debida labor).

Si no vivimos nuestro propio cuerpo, menos vamos a entender el resto del universo. No podríamos amar al de al lado y es en este punto donde me deshago en cuadritos pequeños. Veo noticias de asesinato y ¡pum! Un escalofrío, fue dañada una célula de mi cuerpo. Un gobierno que decae en engaño, en palabras supérfluas como la bruma que acaricia el mar, pero no le agita la marea. Pequeñas pruebas, vacunas de ignorancia, curitas para tapar los daños (repito, por encima), aprobación de leyes menos importantes que atender la inseguridad que nos enjaula, el cierre de lugares para niños en condición de abandono, instituciones que se pasan su objetivo principal por el cu…ello.

No disculpo mi exaltación, no cuando las cosas parecen miseria.

Dios no lo quiso así. Mi corazón fue hecho para amar. Mi cuerpo fue hecho para trabajarse, mantenerse sano y salvo. Sano y salvo. Palabras que engloban su déficit en contenido a nivel mundial, hasta sonar ajenas. No son para mí, diría mi célula que no encontró nunca estadía y recorre calles mendigando, no son para mí se repetiría un cliente frecuente de comida basura, no son para mí dirían las células que, como cáncer, empiezan a asesinar el cuerpo.

Todavía me levanto. Todavía respiro, aunque aire contaminado, mis pulmones no se dan por vencidos. Pero, sin querer, no puedo evitar la contractura que sufre el corazón cada vez que es amenazada una o un grupo (más adultas o infantiles) de células en mí. Resulta que mis nervios conducen cada energía positiva y negativa a mi interior, no puedo evitar pensar en el daño que a diario nos hacemos, en sentir rencor hacia los responsables de este mundo que parece estar enfermo.

Mi esperanza, no todo está perdido, sé que como escribió el señor Rodolfo Páez “yo vengo a ofrecer mi corazón”, así hay organizaciones de células que continúan trabajando, pero seguramente y por cierto, no son las que presentan los medios de comunicación en su mayoría. Hay una porción importante y esencial, la mente. La figura dirigente, la que no permite que suceda todavía el infarto. 

23 de marzo de 2012

“Despertá Migo, querido.

Si te dijera que vengo del universo que tenés tan adentro. Para los demás siempre fui alguien más, para vos sigo siendo yo, sin nadie más. No tenés que esconderte en dignidad, ellos saben que me lloraste y te lloré, ya saben que tuvimos nuestro “que seás feliz”.
Ni te enteraste, tuve mi desliz cuando te quedaste. Sin embargo te quise, también te quise Migo, en algún momento de la línea del tiempo te suspiré también. ¿Por qué quisiste sin buscarme, encontrarme? Sólo quise recorrer calles que no había conocido, que nunca iba a conocer si me quedaba con vos.
Por supuesto que soy muy joven para ser lo que soñaste. Basta de quejas Migo, querido. Nadie nota cuando la lluvia llora, hasta que hay sal en el mar de su derrota. Pero andá dejando atrás esas conocidas y posibles manos del pasado, el futuro no existe, ¡quien lo habrá inventado! Disfrutá, así como disfruto mi presente, todo una catarsis de armonía, sea o no sea con vos“.

Fueron sin motivos esas palabras, despertó vacío el silencio, no iba dirigido a nadie en concreto. Sabía que se debía salvar sin quedarse y así sucedió. Y es que cómo sabremos si va a caer escudo o corona, o un marco-polo a quién va a escuchar. Les digo, yo no entiendo todavía al jugar “la anda” qué andaba uno que debía pasar a quien atrapara.

Recordando Guanacaste y escuchando la banda tocar, supe que no me gustan las fronteras que nos quitan la paz. Me comí un helado de fresa esta tarde y me dio por divagar en las miradas inciertas, en esas risas que nunca nadie se detuvo a escuchar. Quise, también,  que me acompañara Migo al café que solíamos frecuentar.

Encontré el oropel que me desviste los días, mientras mi perro suplicaba porque le silenciara esas bombetas de afuera que lo ponían a temblar. Entonces me entretuve en sus ojos, lo vi tan indefenso, que fue culpa mía que se quemara en el horno el pan. No me explico cómo hacía Migo, en los momentos de debilidad, para realizar todo con tanto interés, para tejer con sus manos cuánta cosa se le ocurría.

Debe ser que uno recuerda con los sentidos y no con el corazón,- como dijo un viejo escritor- el corazón es un invento de los poetas, de los románticos y viajeros.

Migo, querido. No debía terminar todo para ser feliz. Y es que sin embargo te digo, si existo no hay nunca vacío, si existís y te escribo es porque hay algo de mí que te ha querido conservar. No te preocupés, no querás dejarme en el olvido, que este tal cual no existe. Nos vamos a querer siempre, los lunares se van a quedar. Cada cual puede irse por su lado, por ahí siempre vas a estar. Te recuerdo.. Lo hago, Migo. ¡Con cuánta insistencia lo hago!

Despertá, andá a buscarme cuando te cansés de culparte. Cuando decidás por fin musicalizar el nosotros y… quedarte”.

 (De hace como dos o tres años)